¿No fue en Foxilandia donde te encontré bailando?

Jairo Calixto Albarrán
Milenio


Pues al contrario de toda la bola de resentidos sociales a los que corroyó la envidia al ver el rancho de los Fox Sahagún retratado en las páginas de la revista Quién como si fuera el Palacio de la Zarzuela, me da mucho gusto saber que en México hay compatriotas que viven como Dios manda y no se andan con pichicaterías de esa cosa sobrevalorada que algunos nostálgicos del comunismo primitivo denominan austeridad republicana.

Digo, de qué sirve haber sido Presidente si, después de un sexenio de apuraciones, corajes, berrinches e ¿Y yo por qués?, no puedes darte una existencia de pachá del Bajío. Después del maravilloso espectáculo vodevilesco y rancheroso que tanta diversión y entretenimiento nos proporcionó en su inolvidable paso por Los Pinos, Vicente Fox merece ese ranchito chiquito, con caballerizas, laguito, alberquita y calefacción central. Digo, no aguantas tanto periodicazo, tanta caricatura, tanto mexicano ingrato, como para que todavía te vayas a vivir a una casa Geo.

Están como esos aguafiestas que no quieren pistas de hielo en el DF. Hasta lo que no patinan les hace daño.

Por eso no se vale que Lino Korrodi, quien no ha tenido la decencia de presentarnos a Carlota Robinson, nos salga con que el ex presichente es un miserable, un canalla y un mal mexicano. Un hombre de su estatura moral que tiene como héroes a los cristeros y que dice que todos los que lo acusen de trácala comerán chicharrón, mientras se pasea en su humilde rancho en una Hummer, no puede ser sino un alma de Dios.

Eso sí, sólo hay alguien más bragao que don Chente: la Chilindrina que sin que le temblaran las corvas, a diferencia de Chespirito que aprevenido se escondió tras la vitrola, aceptó que toda la vecindad del Chavo dio show para un supernarco colombiano.

Como quiera que sea, cuando escuché las flamígeras declaraciones de Korrodi me quise comer un bolillo para el susto, pero ya valía más que un spot político. A ver, ¿por qué no subieron el precio de los uniformes militares en tallas grandes? Gracias a los buenos oficios del calderonismo, el PAN está a la baja pero el bolillo se puso delicatessen. Y por si fuera poco nos quiere cobrar el agua como si fuera Perrier.

Ahora me explico por qué uno de cada tres que salen de la cárcel, reinciden.

Lo único que me aliviana es saber que en una escuela de Aguascalientes enseñan mandarín. Ya los mexicanos no se irán de wet backs a San Antonio sino a Shanghái.

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