El rancho nuevo del ex Emperador

Fernando Rivera Calderón
La Crónica de Hoy


El cinismo de Vicente Fox y de Marta Sahagún no tiene límites. Por eso aparecieron en la revista Quién en su rancho corregido y aumentado, pero como dice el refrán: aunque el rancho se vista de seda, rancho se queda, y aunque a Vicente y a Marta los pongas en el palacio de Versalles, van a seguir siendo un dúo-deno de nuevos ricos con una ambición inversamente proporcional a su cultura.
Las imágenes han causado una molestia unánime porque Fox fue elegido, entre muchas otras cosas, porque no parecía el político corrupto que sólo utilizaba el poder para su beneficio y el de sus amigos. Tristemente para todos terminó haciendo lo mismo, con la diferencia de que al final de su gobierno se quedó sin amigos (pregúntenle por qué a Lino Korrodi) y utilizó el poder, más que para su beneficio, para complacer a su astuta mujer.
Por otro lado, nadie olvida la injerencia nefasta de Vicente Fox durante las campañas electorales, misma que señaló la Corte sin que le valiera castigo alguno. Calderón le perdonó todos y cada uno de sus pecados, a él y a Marta y a los hijos de ella, pero eso no quiere decir que el resto de los mexicanos estemos en paz con su manera de actuar, mucho más peligrosa que su manera de decir.
Los que nos sentimos a disgusto con el Diego y la Frida de la Ignominia debemos tranquilizar nuestro espíritu puesto que todo aquello que Fox haga para sí mismo y para su prenda amada tendrá la misma calidad, la misma consistencia y la misma caducidad de lo que hizo por este país (o al menos de lo que él cree que hizo).
Así es chiquillos y chiquillas, y no es que sea un karma o una maldición, es sólo que si Vicente y Marta construyeron su lago, su alberca y remodelaron su rancho con la misma dedicación con la que construyeron la mega biblioteca, pronto el lago se secará, la alberca se agrietará y los techos del rancho se llenarán de goteras, justamente como la mega biblioteca.
Entonces, cuando Marta enfurecida le reclame a Vicente el colapso del rancho, Fox dirá su clásico “Y yo por qué” y el círculo quedará cerrado; sólo entonces ambos vivirán una epifanía en la que se darán cuenta de lo cínicos, ambiciosos e ignorantes que son, del daño que le han hecho al país y de lo mucho que ayudarían a la estabilidad emocional de todo nosotros intentando no recordarnos su obstinada frivolidad y cinismo, ya que milagrosamente han permanecido impunes de todos sus excesos y no se ve para cuándo llegue a esta tierra un gobernante capaz de pasarles la factura a sus antecesores.
Los que pensamos ingenuamente que a partir de este año ya no íbamos a padecer a estos pedestres tortolitos nos equivocamos feamente. Tal vez, de hecho, nunca nos libremos de ellos, pero debe ser peor para ellos el no poder librarse de sí mismos. Por eso me atrevo a decir: a Marta y a Vicente no los conoces, los contraes. Ojalá algún día encontremos la vacuna, el antivirus adecuado.

P.D.
Ya que estamos hablando de este par debo recomendarles que se metan a la página www.Foxylandia.com, un divertido espacio en internet de Fabián Giles, colaborador de este diario, donde nos presenta un parque temático a partir de la “cosmovisión” foxista con atracciones tales como: la montaña rusa del 7%, el Castillo de Los Pinos y un área de fast food donde los platillos más diversos se sirven al son de: “Comes y te vas”.

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