Fox, el fracaso moral del panismo en la (primera) presidencia

Rafael Cardona
La Crónica de Hoy

Hoy se escucha el silbido de los brocados y tafetanes rasgados; de los linos ¿hechos jirones?, de las sedas en silbido; el algodón se hace tiras, la franela se aja. Todos se rompen el vestido, se jalan las botonaduras; se deshacen los encajes.
¡Dios mío!, ¿pero cómo es posible?, si por ese sendero esperábamos encontrar el arco iris de la democracia, si Vicente Fox nos iba a sacar de los pantanos fétidos del priismo corrupto, y ahora lo vemos metido hasta el alto cuello en el mismo cenagal de toda la vida, ¡cómo nos hizo esto si lo llevamos jubilosos a la presidencia nacional! ¿Cómo?, si nos iba a redimir de un siglo perdido, si nos iba a iluminar con su ejemplo y su cultura, si de él esperábamos nada más que dignidad y buen modo, y hoy ha tirado nuestro sueño todo en la charca de su lago abajeño. Ahora San Francisco del Rincón vuelve a ser como en los tiempos de “Las Poquianchis”, mínimo escenario de pecado, pues también lo son su codicia y avaricia.
Pero esto no tiene nada de nuevo y hubo quienes a tiempo lo advertimos y durante todo un sexenio nadie escuchó nuestras palabras ni leyó nuestros textos, pero se deben decir las cosas otra vez, con simpleza, como si nada: el arribo de Vicente Fox a la presidencia fue producto de muchas irregularidades y muchos delitos electorales; los “Amigos de Fox” metieron dinero negro en una campaña cubierta con la piel de la oveja y de ahí pa’l real, como dicen los rancheros. Pero ahora ellos mismos se espantan de las consecuencias.
—¿Cuánto dinero manejaron los amigos de Fox, de dónde venía y bajo cuáles promesas
de futuro rendimiento? Se lo pregunto a Lino Korrodi, promotor de esa campaña. No me contesta, me remite a su libro y en su obra la vaguedad se enseñorea en el método de romper con toda sintaxis comprensible. Pero hay unas líneas importantes sobre las cuales se montó la tolerante argumentación de todo aquel tiempo:
“¿Acaso no hay asuntos de mayor trascendencia que merecen toda la atención de los medios… por qué los medios nunca pusieron en tela de juicio el respaldo económico de campañas que se pagaban con recursos de las arcas públicas…?”.
Y bajo esa amplia sombrilla, de la “corrupción comparada”, todo se permitió, todo se hizo con la protección del disimulo pues la cruzada no podía detenerse: sacar al PRI de Los Pinos con el auxilio de Ernesto Zedillo quien todo lo allanó, todo lo favoreció; justificaba no importa cual procedimiento, era mandato divino. La vista gorda se adueñó de todos los ojos. No se sabe siquiera si el oro se usó todo para la campaña o parte de él se extravió en el camino.
Mas no se iba a detener la nación en minucias de divisas sucias o foráneas; no podían las irrelevancias legales frenar la llegada de la democracia, de la alternancia, ni mucho menos impedirle a la derecha el sueño largamente acariciado desde el fusilamiento de Maximiliano: llegar a la presidencia de manera abierta y jubilosa.
Pero el boato insultante se enseñoreó desde el primer día. Desde la tamalada con menesterosos y la violación del artículo 87 de la Constitución en la toma de protesta, hasta la fiesta de Televisa en el Castillo de Chapultepec con Sir Elton John cantándole a nuestra “Lady M” con todo el almíbar y sentimentalismo de su cursilería infinita
—Martita, candle in the wind—, hasta la construcción de las “cabañitas” en la vieja Hormiga.
¿Y los sainetes de los hijos y los otros hijos y el matrimonio y la organza y la crinolina y la triangulación del dinero con la Lotería Nacional,
la Coca-Cola en Nueva York, y la entrega de la Secretaría de Energía al grupo Monterrey, y
la extrañísima condonación fiscal y venta del Excélsior al jefe de Cristina Fox, y las nunca claras cuentas sobre los excedentes petroleros, y el manejo de las aduanas y los negocios de las Construcciones Prácticas y las indagaciones de los diputados, y la biblioteca, y el aeropuerto, y el Centro de Estudios, y la Enciclomedia, y… todo un sexenio de grotesca ineptitud para cuyo análisis no alcanzarían estas páginas ni las de diez años más?
Hoy nos venimos a dar cuenta —como si el payo ranchito fuera para tanto—, con la tardanza de una raza dócil y sumisa, y entonces la patria o parte de ella exige una comisión del Congreso para investigar tal opulencia mientras desde las páginas de su insolente ostentación el mismo Vicente Fox manda a todos a comer chicharrón y nos deja con la pregunta en la boca: ¿habrá tanto puerco frito para tantos millones?
Pero, ¿no conocerá el cínico abajeño las desgracias del ostracismo ni los rigores de
la muerte civil? Mucho menos el peso de la justicia y ni siquiera por las tapas el Código Penal o la Ley de Responsabilidades.
Poner a Fox en la picota sería reconocer públicamente la derrota moral e histórica de la derecha y de pasadita darle más armas a
la izquierda de todos tan temida. Implicaría descalificar toda una tradición de lucha “cívica” de los panistas (del civismo al cinismo hay poco trecho) en pos de un poder restaurador de la dignidad nacional frente a la “familia revolucionaria” y nos llevaría a admitir lo ya sabido: la corrupción no es una condición sino una aspiración y sobre todo, una oportunidad.
—“Pónganme donde hay”—, decía la frase de antaño.
Y cuando al PAN lo pusieron donde hay, las consecuencias quedaron a la vista. El partido se hizo el disimulado cuando operaba el amorfo e indefinible grupo de los “Amigos de Fox” y no dudó en mezclar los “negros” capitales con sus prerrogativas y diluir las responsabilidades en un enredo por el cual hoy Lino Korrodi —colgado de la brocha—, se siente como el Conde de Montecristo, sediento de venganza.
Las patas de ese trípode fueron: “Amigos de Fox”, “Vamos México” y el Partido Acción Nacional. Y en el centro, Vicente el impetuoso como distribuidor de poderes y otorgante de concesiones múltiples. Todo lo demás es una consecuencia, una lamentable consecuencia sexenal.
Hoy se pide investigarlo desde el Congreso, pero nada de eso se hará, ni siquiera con la amenaza de intercambiar esa pesquisa por
la aprobación del presupuesto.
Fox ha logrado, con el auxilio de Manuel Espino, un cargo internacional cuya primera utilidad —y quizá la única—, sea brindarle protección. La co-presidencia de la Internacional Demócrata de Centro, nombre nuevo de la Internacional Demócrata Cristiana, le permitió, en 24 horas, lo nunca alcanzado desde Los Pinos: una representatividad suficiente para llegar ante el Sumo Pontífice acompañado de Marta. Por fin la dulce mirada de un Papa se posó sobre la pareja co-presidencial.
—¿Hasta dónde has llegado “Martaevita”, hasta adónde?
Si el Papa Benedicto XVI —tan ocupado como para no recibir a Condoleezza Rice—, se ha tomado tiempo para acariciar tu mano ya nada debe preocuparte, ya no prevalecerán contra ti ni contra tu esposo las puertas del infierno.

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