"Me van a extrañar" de Naranjo

Al leer el post que escribió W en el blog Por pares, que trata del museo que el expresidente Vicente Fox pretende hacer en San Francisco del Rincón, Guanajuato, y que como parte de ese museo se construirá una biblioteca, pensé que este libro de Rogelio Naranjo debe formar parte de tal biblioteca en un lugar especial.

Rogelio Naranjo ha dibujado en las últimas décadas a los hombres del poder, también a la gente común. Sus retratos de los políticos son especialmente atractivos. Buen dibujo, poco texto e ironía son los ingredientes de la obra de Naranjo y que semanalmente publica en Proceso.

Me van a extrañar es una crónica del sexenio en que fue presidente de México (por desgracia...) Vicente Fox. Como dice en el prologo Juan Villoro: Rogelio Naranjo (es) capaz de convertir en risa, placer visual y conciencia crítica seis años de desastre.

Con un diseño editorial a cargo de Alejandro Magallanes, además de las caricaturas, el libro recoge algunas de las frases que definen el periodo de gobierno de Vicente Fox, tales como: “A veces el presidente de Estados Unidos me encarga tarea”. Enero de 2004.

O la frase contundente que escribió en su dictamen el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre la actuación del presidente en el proceso de elección de su sucesor en 2006: “Esta sala superior no pasa por alto que las declaraciones del presidente de la República, Vicente Fox, se constituyeron en un riesgo para la validez de la elección”.

Como no hay mal que dure 100 años, el gobierno de Vicente Fox terminó el 30 de noviembre de 2006. (Tomado del blog lectura-escritura.)

Título: Me van a extrañar
Autor: Rogelio Naranjo
Editorial: Proceso
Edición: Primera, noviembre de 2006.


La imagen fue captada de una pared en Oaxaca de Juárez, en agosto de 2006.


Estatua ecuestre de un ranchero que perdió el caballo


En el año 2000 el PRI perdió la presidencia y un huésped con botas se mudó a Los Pinos. El mayor retratista de palacio ya había consumado su tarea. Un nuevo aire parecía recorrer el país que Mario Vargas Llosa describió como la “dictadura perfecta”. La encargada de prensa del nuevo dignatario, Marta Sahagún, pedía a los medios que inauguraran su optimismo: la transición a la democracia había comenzado. Después de festejar con champaña y estrenar escapularios, un grupo inédito se hizo cargo de las oficinas. Algo había cambiado: un ex gerente de la Coca-Cola ocupaba la silla presidencial y despedía sus actos diciendo “que Dios los bendiga” Nuevos talismanes de poder acompañaban al hombre con botas.


El folclórico estilo de gobernar de Vicente Fox hizo que pasáramos de la dictadura perfecta a la caricatura perfecta. En seis años se las arregló para decir que las mujeres eran “lavadoras con patas”, ofendió a los negros y a los chinos, se olvidó de capturar las tepocatas, las víboras prietas y otras alimañas a las que mucho previno cuando era candidato, no resolvió el conflicto de Chiapas en sus anunciados 15 minutos, inventó al escritor José Luis Borgues, se entregó a Estados Unidos y se peleó con Estados Unidos, le dijo a Fidel Castro: “comes y te vas”, apoyó un absurdo proceso de desafuero contra el candidato de la izquierda, fue incapaz de convencer al Congreso de sus iniciativas, intervino con descaro en favor de su partido, falló un penalti en un reclusorio juvenil y perdonó al niño que le puso “cuernos” en la foto de grupo, proclamó su grandeza sin el menor recato en mensajes televisivos, descartó la ingobernabilidad de Oaxaca como un conflicto regional y la desigualdad económica como una mala lectura de las estadísticas, proclamó al conservador Aznar presidente de la “república” española, felicitó a la selección mexicana por su derrota ante Argentina y le pidió que siguiera por el mismo rumbo, vetó la ley del libro aprobada por unanimidad en el Senado, se fue de vacaciones cada vez que pudo a su rancho de San Cristóbal y se mostró feliz de haberse conocido a sí mismo.

Refractario al examen de conciencia, se retorció el bigote para decir: “Me van a extrañar”.



Naranjo presenta su libro

Ciudad de México.- 15 de Diciembre del 2006.- A través de un total de unas 350 imágenes, el caricaturista Rogelio Naranjo hace un repaso de personajes políticos de la pasada administración en su libro "Me van a extrañar", que fue presentado aquí la víspera.
En el Museo del Estanquillo, en el Centro Histórico de esta capital, el reconocido monero "somete a la justicia de su pluma" a los funcionarios públicos, según un texto del escritor Carlos Monsiváis leído durante la velada.
Con la presencia de los también cartonistas políticos José Hernández, Gonzalo Rocha y Helguera, entre otros personajes, Monsiváis indicó en su documento que "ni una sola de sus visiones o revisiones es injusta, cada uno de sus personajes impone".
Aseguró que "Naranjo constituye una referencia a la época de los personajes sin perder el placer renovado del sentido del humor".
En el acto, el propio caricaturista informó que el libro está dedicado al periodista y fundador de la revista Proceso, Julio Scherer García, ya que influyó en su trayectoria y forma de pensar, "su inquebrante ética es lo que más he querido copiar".
Dijo que para la publicación de este volumen escogió más de 350 dibujos de un total de 800 que se refieren a funcionarios de la pasada administración, con la intención de dejar un testimonio del legado que dejaron al país.
En el prólogo de la publicación, el escritor Juan Villoro hace notar que "Naranjo, a diferencia de otros dibujantes satíricos, no distorsiona el rostro de los personajes.
Indica que el cartonista "olvidó el dolor de espalda evocado por cuatro décadas de dibujar presidentes priístas, de tal modo que este gobierno le permitió encumbrarse en un arte del que ya era maestro".
Durante el acto, el caricaturista Rocha comentó que el libro consta de 357 páginas y está "lleno de cartones que podrían cubrir las paredes de un museo, cartones que no pueden desmentirse".
(Notimex)

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