Fox, el pony de Troya de Jelipillo

Esto ya había sido detectado por esta columna que tiene algo de cruz y de bandera, pero ahora, con las últimas declaraciones de Vicente Fox (el Ejército con frecuencia atenta contra los derechos humanos), se confirma: el mimo del rancho San Cristóbal es el arma secreta de Calderón. Más ahora luego del fracaso del quinto Informe, que ni sus paleros de siempre pudieron salvar. Y es que sólo al preciso se le ocurre echarse por enésima vez la defensa de su narcoguerra, cual homenaje al inspector Poiré, desmitificando mitologías en su videoblog región 4. Es muy difícil tomar en serio a un primer mandatario al que hasta la recta final de su mandato se le ocurrió sacar a pasear la sensibilidad política.

Como quiera que sea, es una lástima que no se le hubiera ocurrido antes —algo así como lo de la fiscalía especial para víctimas de los daños colaterales que acaba de inventar con cinco años de retraso—, porque es en verdad uno de los escasísimos ejercicios de verdadera estrategia del gobierno calderónico, al usar a Fox para desprestigiar todo lo que contraviene sus fundamentalismos.

Gran idea la de recurrir al ex presichente, pues se sabe que si el peor-es-nada de la señora Marta hablara para defender el papanicolau, los exámenes de próstata o el levantamiento de la caca de perro por parte de sus dueños, estos se condenarían al infierno de lo políticamente incorrecto.

Fox es el rey Midas al revés, todos los conceptos que alaba se vuelven dudosos y sospechosos. Sólo Salinas de Gortari, Jolopo y Echeverría disponían de esos superpoderes. La Gordillo debe sentirse muy ofendida porque su padawan está superando a su maestra Jedi.

Por eso lo hemos visto defender los derechos humanos, exigir el cambio de estrategias en el combate al crimen organizado, o plantear treguas con los capos, o la legalización de las drogas. Sus ataques y controversias contra el régimen de Felipe de Jesús lo refuerzan, de la misma manera en que su admiración por Peña Nieto lo sobajan. Digo, quién en su sano juicio votaría por un candidato aprobado por el señor del “Comes y te vas”. O sea, para una carrera sería menos oprobioso ser apañado con los quesos en la masa en el casino Royale with Cheese, que recibir un elogio del papá de la Cristina que nos quiso gobernar, y nosotros no le seguimos la corriente.

Cuando escuchen que Fox comience a despepitar su reconocimiento por Manlio Fabio Superstar como gran estadista, o aparezca hablando bien del Peje o del secre Cordero, ya saben de qué va la cosa.

Fox es el pony de Troya de Calderón que, en su desesperación, anda como Chepina Vázquez Mota, que va derecho, no se quita, y si le pegan se desquita.

Jairo Calixto
Politica Cero
MILENIO

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