Esos canijos renglones torcidos de Fox. Cosas de Fox

Uno de los rasgos característicos de Vicente Fox es la desparpajada franqueza con que habla y la frecuencia con que se expone a la vergüenza pública, lo mismo por ignorancia (hizo “novelista” a Octavio Paz y atribuyó el Nobel a Carlos Fuentes) que por impertinencia (“Comes y te vas”, le dijo a Fidel Castro).

Peor le va cuando adereza ignorantes impertinencias con provocadoras imprudencias y colosal irresponsabilidad, como al proponer que un “grupo de expertos convoque a los grupos violentos a una tregua y valorar la conveniencia de una ley de amnistía…”.

Sus yerros opacan el impulso sin precedente a la vivienda social, el Seguro Popular, la Terminal 2; el No a la guerra contra Irak, o su mayor hazaña: echar de Los Pinos al PRI.

¿Convocar o amnistiar a quien ordenó incendiar el casino Royale y a decenas o cientos de capos y capitos de las narcobandas que secuestran, roban transporte de carga, operan la piratería, extorsionan y asesinan hasta del descuartizamiento y el pozoleo de muchas de sus víctimas?

Desde luego no: ni vox populi ni vox Fox.

Carlos Marin
El asalto a la razón
Milenio




El viernes 26 de agosto, al día siguiente del atentado al casino de Monterrey que dejó un saldo de 52 muertos, Vicente Fox planteó la legalización de las drogas, convocar a los grupos violentos a una tregua y valorar la conveniencia de una ley de amnistía.

La propuesta fue rápidamente desechada esa misma noche por el gobierno federal a través del secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, y el lunes por la mañana por el Presidente de la República.

Uno y otro descalificaron la idea de tregua y amnistía propuesta por Fox, quien a continuación cargó con una entrevista al diario argentino La Nación, en donde fue más allá. Además de reiterar su propuesta de alcanzar una tregua con los criminales y amnistiarlos mediante una ley, volvió a criticar la política de Calderón contra el crimen organizado, como había hecho en su rancho durante la clausura de un curso de seguridad, donde luego de declararse la voz que convoca a México a un camino de paz, armonía y no violencia, se definió como la voz discordante.

Y cuando el periodista de La Nación le preguntó por qué no había aplicado durante su presidencia lo que ahora proponía, Fox le dijo: Porque no existía este problema, así de sencillo. Las cosas estaban bajo control en mi administración.

Si algo le faltaba a Calderón en su política contra el crimen organizado, ha llegado: la crítica de Fox, que no soportó sus reproches a los gobiernos del pasado, entre ellos el suyo.

Y por eso la reacción.

Pero eso que las cosas (del crimen organizado) estaban bajo control en su administración es lo que Calderón le reprocha, y la realidad le niega.


Joaquin López Dóriga
En privado
Milenio



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