Vicente Fox en CNN

El lunes pasado, el mismo día que Calderón dio entrevista a Diane Sawyer de la cadena ABC, el ex presidente Vicente Fox apareció en la cadena de noticias CNN, en el programa estelar “Larry King Live”, dedicado a las entrevistas.
Larry King es un personaje central de los medios norteamericanos desde hace 50 años. Cuenta con una excepcional trayectoria y ha realizado más de 40 mil entrevistas. Ha conversado con todos los presidentes de Estados Unidos desde Kennedy y con personalidades como Tony Blair, Marlon Brando, Hillary Clinton, Mikhail Gorbachev, Martin Luther King Jr., Paul McCartney, Al Pacino, Frank Sinatra, Margaret Thatcher y Malcolm X.
El año pasado, King recibió del club de prensa de Los Ángeles el premio presidencial en honor de su influencia e impacto en los medios. Este año fue el primer receptor del premio de excelencia en comunicación que otorga la Universidad de Arizona. El programa está al aire desde junio de 1985 y es el de más alta audiencia de CNN. En conclusión, no es un conductor o entrevistador cualquiera ni el programa convoca a pocos televidentes.
El pretexto de la entrevista fue el “libro” del ex presidente, cuyo título es un descarado plagio de la obra de Erich Fromm de 1968. Sobre su “obra” Fox reconoció haberla escrito para una audiencia norteamericana y que a través del texto quiere tener un diálogo con la opinión pública estadunidense sobre el tema de la migración. Diálogo debería tener pero con los mexicanos que votaron por él y que ahora se han enterado de su riqueza al parecer descomunal y de origen misterioso.
De lo aprovechable del programa, le regalo las siguientes perlas: que George Bush es un vaquero de parabrisas pues se nota que no es vaquero real, como él; que no esperaba ganar la elección del 2000 y que fue una sorpresa total; que en 2003 Bush discutió el tema de la invasión a Irak con Blair y con Aznar pero no con él, pues sólo le mandó mensajes, precisamente con el británico y el español; que ama a los Estados Unidos y que “soy parte de esa nación”, porque “mi abuelo nació en Ohio y llegó a Guanajuato en caballo y encontró su sueño americano en Mexico”, y “heredé los valores americanos de mi abuelo”; que admira a Calderón y que concuerda con él en la frase del michoacano de que México está donde hay un mexicano, sin importar la ubicación, pero que “hay que poner las botas en el suelo”.
Que le gustaría una mujer en la presidencia de Estados Unidos, en 2008; que por los casos de Clinton y Carter sabe que hay vida después de la presidencia; que en el libro es agresivo con Chávez, Evo Morales y López Obrador porque están engañando a sus pueblos; y que Chávez, en particular, “se está llevando la riqueza petrolera de los venezolanos al exterior”; que respeta los avances de salud y educación de Cuba pero que en derechos humanos Castro está en el pasado y que espera que después de Fidel, la isla pase a otra era.
En una llamada del público, una californiana le reclamó haber autorizado una carísima remodelación de Los Pinos y haber comprado toallas de 400 dólares. En el más puro estilo foxiano, escurrió el bulto y cambió el tema al decir molesto que año con año develó ampliamente sus estados financieros personales “sin estar obligado”, como si la Ley Federal de Responsabilidades se hubiera promulgado ayer. Desvió el golpe (y King se lo permitió) diciendo, con ceño fruncido, que esas eran acusaciones falsas de la oposición. Que provenían de los priistas y de los perredistas que no se reponen, los primeros, de haber perdido la presidencia en 2000 y los segundos, de no haber ganado la presidencia en 2006.
Posteriormente, aceptó haber fracasado en el combate al narcotráfico, pero alegó que las drogas son un negocio regional y que la lucha es responsabilidad de Estados Unidos y México; se declaró presidente global “de una asociación de 88 partidos de centro democrático ideológico”, como si la democracia cristiana no estuviera en el extremo derecho del espectro político; reconoció, seguramente sin darse cuenta, la existencia del “Plan México” por el apoyo de dos mil millones de dólares que la Unión Americana le dará a México para la lucha contra el narco; amenazó que “no me voy a quedar en casa” y que su Centro Fox se va a asociar con las bibliotecas presidenciales de Carter y Clinton e inclusive con la Rand Corporation, nave insignia de la inteligencia de la derecha norteamericana, “para generar conocimiento”.
Me quedó muy mal sabor de boca. Mientras King está en la cúspide de sus talentos y condujo la entrevista con maestría, sobriedad y precisión, el entrevistado sigue siendo el mismo: ocurrente, locuaz, desinformado, superfluo, vacuo y francamente mendaz. Fox, en su profunda ignorancia política, no entiende la utilidad para el país del diálogo con los adversarios políticos; no puede ser que mientras Calderón está construyendo puentes de gobernabilidad con las oposiciones, el guanajuatense los dinamite en público y en otro país y su partido se lo siga permitiendo.

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