La estatua de Vicente Fox

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Milenio


Apenas colocaron la estatua del ex presidente en Boca del Río fue derribada por un grupo de priistas. ¿El resultado? Una manita desconchabadita, la burla pública por dar semejante tropezón y una retirada sin honores. Pero quizá su destino estaba marcado en su rostro de metal, el cual analizaremos a continuación.


Ocurrió así…

Las espeluznantes fotografías de la caída de la estatua de Vicente Fox (que hizo temblar la tierra casi como la caída del muro de Berlín) nos muestran que, de no ser porque metió las manos con todo su ímpetu, se hubiera roto su carita bronceada, partiendo su nariz griega o, cuando menos, abollándole el mentón. Es decir que le salió barato el incidente: sólo perdió una manopla y no la cabeza (aunque en la vida real a veces parezca lo contrario).

Sin embargo, aunque cayeron sus 750 kilos de amor, la estatua siguió sonriendo como debe hacer cualquier persona optimista (seguramente doña Martita le susurró palabras de aliento y superación personal para que saliera adelante tras semejante trance).

Ya dijo Fidel Herrera que no volverán a poner la estatua, así que lo más probable es que se quede manco, por lo que estaría bien que sus seguidores panistas se la ingeniaran para no dejarla así, en la deshonra, y al menos en lugar del puño le pongan un coco, un abanico, un café de La Parroquia, unos poemas de José Luis Borgués, unos cuernitos con nata o un sombrero “cuatro pedradas”, aunque esperamos que no sea una invitación a los vándalos para que, esté donde esté, le avienten rocas o que se les antoje hacerle lo mismo que a la estatua de Benny Moré en el puerto de Veracruz, a la que le volaron el bonete.

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