Coca Cola zero: Un regalito de Fox

Juan José Morales
Escrutinio


Fue un regalito de Vicente Fox a su antiguo patrón: The Coca Cola Company. Sólo unos meses antes de concluir su período presidencial, la Secretaría de Salud levantó la prohibición al uso como edulcorante en bebidas y alimentos del ciclamato de sodio, una sustancia vetada desde 1970 por las autoridades sanitarias en los Estados Unidos, Japón, Francia, Gran Bretaña y otros países porque se encontraron evidencias de que su consumo excesivo puede ocasionar cáncer. La proscripción también se aplicó en México por obvias razones, aunque muy tardíamente -apenas a partir de 1999- pero al dejarla sin efecto el gobierno de Fox -quien, hay que recordarlo, fue durante años alto empleado de esa empresa transnacional-, se abrió el camino para lanzar al mercado en México la Coca Cola Zero, que contiene ese compuesto químico.

En efecto, la autorización de la Secretaría de Salud para emplear ciclamato de sodio como edulcorante en bebidas y alimentos -cosa que, como decíamos, no se había permitido en México durante siete años- fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el 17 de julio de 2006. Y sólo cinco meses después salió a la venta el refresco en mención. Es obvio que aquello no fue mera coincidencia, ni que la embotelladora simplemente aprovechó que ya se podía usar ese edulcorante. El lanzamiento de un nuevo producto -sobre todo por parte de las grandes empresas transnacionales- es un proceso largo y complejo, que lleva años de preparativos.

Resulta evidente, pues, que el asunto se estuvo cocinando entre la Coca Cola y el gobierno de Fox, y una vez listo todo para iniciar la producción, la Secretaría de Salud levantó el impedimento. Aquella fue simplemente la última fase de la operación, y el momento, por lo demás, se eligió muy bien, pues en esos días -hablamos de julio del año pasado- todo el interés nacional estaba centrado en el problema electoral y nadie iba a fijarse en minucias tales como una lista de productos químicos publicada en el Diario Oficial.

Por ello el asunto pudo pasar inadvertido por más de un año, hasta que hace unos días la Dra. Laura Olguín, catedrática e investigadora la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del Instituto Politécnico Nacional, llamó la atención sobre el hecho de que a los consumidores mexicanos se les está exponiendo a una sustancia prohibida en otras naciones y que ello -de remate- se hace con el conocimiento y la aquiescencia de las autoridades que debían velar por la salud pública.

El ciclamato de sodio, conocido también en la industria alimentaria como E-952 y en la terminología química como ciclohexilsulfamato, es un producto sintético derivado del ácido N-ciclo-hexil-sulfámico. Fue creado en 1937 y es 50 veces más dulce que el azúcar de caña. Por eso, y por su bajo precio, comenzó a usarse desde 1950 como edulcorante artificial en muy diversas bebidas y alimentos, pero sobre todo en bebidas gaseosas, pues tiene también la ventaja de que es muy estable y no lo afectan los cambios de temperatura ni la acidez. Su único inconveniente es que deja cierto saborcillo desagradable, pero esto se evita mezclándolo con sacarina. Sin embargo, no duró mucho tiempo en el mercado, pues además de sus posibles efectos cancerígenos se encontró que tiene un potencial teratogénico. Esto es, puede causar defectos en el feto. Por eso en algunos países europeos donde se permite su uso hay restricciones al mismo. Se recomienda, por ejemplo, que no lo consuman niños ni mujeres embarazadas.

Desde que se proscribió el ciclamato en Estados Unidos, ha habido fuertes presiones sobre el gobierno por parte de las grandes empresas refresqueras para que se anule la prohibición. Pero a pesar de su gran poderío económico y de su indudable influencia política, no han tenido éxito. En México, en cambio, pudieron lograrlo fácilmente, gracias a un dócil y obsequioso presidente de la República, preocupado más por los intereses de su antiguo patrón que por la salud de los mexicanos a los que debía servir.


Otro pago de favores. No cabe duda que por el Prozac no sabía ni lo que hacía al autorizar la venta de esta bebida con un edulcorante prohibido. Pues mientras son peras o son manzanas: no tomen Coca Cola Zero.

Comentarios

Gerardo de Jesús Monroy ha dicho que…
En México, los ciudadanos tienen que esperar a que un presidente deje el cargo para que se sepa de verdad una mínima parte de las raterías que cometieron.
FG ha dicho que…
Pues tambien desde que esta en el cargo se puede saber las fechorías que esta maquinando, siempre y cuando nosotros se lo permitamos, verdad?
Por eso debemos estar al pendiente ahora mas que antes...


http://noesfecalandia.blogspot.com
Cerebro ha dicho que…
Eso que a mi si me gustaba. Pero bueno, gracias por el aviso, voy a tomar mis precauciones

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