Regresa 'El Zorro'


Jorge Chabat
El Universal


Como si fuera ´El Zorro´ en una película de Antonio Banderas, Vicente Fox está de regreso. Fox ha decidido cabalgar de nuevo, esas fueron las palabras textuales del propio ex presidente, para "continuar el combate contra los enemigos de la libertad", y para ello ha unido esfuerzos con Manuel Espino, presidente del Partido Acción Nacional y también de la Organización Demócrata Cristiana de América, para tener una presencia internacional.En esta nueva empresa, Fox es candidato para presidir la Internacional Demócrata de Centro y también ha anunciado la creación del llamado Centro para la Democracia, en el rancho San Cristóbal, con la colaboración de varias universidades mexicanas. Como blanco de sus críticas, Fox ha elegido al presidente venezolano, Hugo Chávez, a quien ha acusado de populista.En esta aventura, el ex presidente mexicano lleva como aliados a dirigentes de partidos conservadores de varios países como España y Alemania.

Como era de suponerse, el activismo foxista ha generado ya críticas de los partidos de oposición y de la propia embajada de Venezuela en México, quien acusó a Fox de injerencista. Al mismo tiempo, la Secretaría de Relaciones Exteriores se deslindó de las declaraciones de Fox y señaló su confianza en que éstas no afecten los esfuerzos del gobierno de Calderón por reconstruir la relación con ese país. Por su lado, buena parte del "círculo rojo" de analistas políticos ha criticado a Fox, evocando la regla no escrita de que los ex presidentes deben abstenerse de participar en actividades políticas.

El regreso de Fox a la actividad política a través de esta aventura antichavista toca varias aristas que vale la pena analizar. Por un lado, es cierto, supone el desarrollo de una actividad política a la cual se pensaba que los presidentes no tenían derecho, aunque varios la hacían.
Pero, ¿es esa una regla válida? ¿Por qué un ex presidente, quien sigue siendo un ciudadano en pleno goce de sus derechos, no puede participar en política? La verdad es que no hay ninguna razón de peso para cancelar los derechos políticos de un ciudadano, por el solo hecho de que fue presidente. Ello no tendría por qué involucrar al gobierno actual, a pesar de que el ex presidente milita en el mismo partido que Calderón. Cierto, el tema va más allá de los derechos de los ex presidentes.

También toca el asunto de la intervención de extranjeros en la política de otro país. Y aquí lo cierto es que no existe una regla aceptada por todos. Si un ciudadano de un país critica a un gobierno extranjero, ¿es intervención?
La verdad es que si eso fuera así, quienes opinamos en los medios no podríamos hablar de otro gobierno, lo cual francamente suena absurdo. Pero, ¿qué pasa si de las palabras se pasa a los hechos? ¿Qué se vale hacer y qué no? Y aquí entramos en una zona gris sobre la que no hay ningún acuerdo. ¿Se vale apoyar con recursos a los opositores de un gobierno de otro país? Muchos dirán que no, que eso es intervención. Pero ¿qué pasa si se trata de un gobierno dictatorial, como el de Hitler o Pinochet? Probablemente muchos dirán que eso está bien.

Pero, ¿qué pasa si se trata de un gobierno como el de Cuba o incluso el de Venezuela? Tal vez los que dijeron que sí antes ahora no estén de acuerdo. ¿Qué tan dictatorial tiene que ser un gobierno para intervenir? Y la verdad es que no hay una respuesta clara. Y probablemente lo que defina la posición de cada uno en este tema es la ideología y la definición que cada quien tenga de dictadura.
Por último, otro aspecto de este asunto es el de la participación del dirigente de un partido político, Manuel Espino, en este proyecto. Muchos dirán que el activismo del presidente del PAN afecta al gobierno de Calderón. Y así es. Sin embargo, en teoría el partido es diferente del gobierno.


Y aquí más bien lo que habría que preguntarse es qué piensan los panistas de que el presidente de su partido le meta goles al Presidente de la República, quien fuera su candidato presidencial en 2006. Y probablemente eso lo sabremos a principios del próximo año, cuando se decida la reelección o la salida de Espino de la dirigencia nacional del blanquiazul.
Por lo pronto, lo que queda claro es que el regreso de Fox a la política ha generado una gran polémica y lo seguirá haciendo en el futuro. Sin embargo, no parece ser algo que se pueda evitar en una democracia en la cual todos los ciudadanos tienen el derecho a hacer política.
Desde luego, eso tampoco significa que el ex presidente vaya a ser exitoso en sus nuevos proyectos. Después de seis años de gobierno ya quedó claro que eso de la política no se le da al guanajuatense. Pero de que va a seguir cabalgando, va a seguir. Más vale que nos acostumbremos.

No, por favor. No...

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Muy chingón tu blog.

Saludos.

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